Una Vida Prestada / A Borrowed Life, Paperback

Una Vida Prestada / A Borrowed Life, Paperback

Editura
An publicare
2018
Nr. Pagini
216
ISBN
9788426404428

Descriere

Qui n fue de verdad Vivian Maier, la gran fot grafa?Por qununca quiso mostrar sus fotos a nadie?C mo explicar tanto misterio? Hac a falta Una vida prestada y el talento de Berta Vias para que esta mujer oscura volviera por fin a la luz y nos contara su historia. Cada autorretrato de Vivian Maier ahonda su secreto en lugar de disiparlo. Mira desde tan lejos en esas fotograf as como un fantasma de ella misma que se pasea de inc gnito entre los vivos, con la c mara al cuello. .-Antonio Mu oz Molina, El Pa s Era alta, de huesos grandes y andares en rgicos, como si la vida le hubiera encargado una misi n y ella fuera a cumplirla sin miramientos. Vest a abrigos amplios, faldas y vestidos que le tapaban las rodillas, sombreros de ala ancha y zapatos c modos de tac n bajo. Podemos imaginarla caminando por las calles de Nueva York o Chicago en los a ossesenta del siglo pasado y llevando de la mano a unos ni os porque Vivian Maier, la gran fot grafa que ahora recibe el aplauso internacional de la prensa y del p blico, durante toda su vida fue ni m s ni menos que una ni era, una mujer sin familia, sin hijos y sin casa propia. Lonico que siempre sintimuy suyo era una m quina fotogr fica que la acompa aba a todas partes, colgada del cuello o escondida en un bolsillo. Fue asc mo robla sonrisa de unas ni as, la muecacida de una anciana o su propia mirada, cargada de preguntas. Miles de negativos descansaron durante mucho tiempo en viejas cajas, y solo despu s de su muerte alguien empeza revelar al mundo el genio de su trabajo. Vivian Maier: una mujer misteriosa que por fin habla gracias a la imaginaci n y el talento de Berta Vias, que le ha prestado una vida entera. ------- Soy. Eres...Quhas sido? Una esp a sin sueldo. Una artista sin p blico. Una mujer sin hijos. Siempre escondida detr s de ti misma. No te gustaba verte. No te gustnunca. Siempre mirando hacia dentro o m s allde tu sombra, aunque, a pesar de todo, te observabas. No mucho, porque enseguida apretabas el bot n, se abr

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